En cambio, el traje femenino se complicó, especialmente las faldas, que adquirieron un gran volumen gracias a la adición de un armazón de alambre llamado guardainfantes. El primer exponente fue el estilo preppy: inspirados en los uniformes de escuelas preparatorias -de ahí el término preppy- de los Estados Unidos, estos jóvenes llevaban blazers sin hombreras, camisas abotonadas de tela Oxford, chalecos de tartán, corbatas rep y pantalones de franela o pana ancha acanalada, así como mocasines o zapatos de piel negra o marrón.